Una mañana los vio
no había quien cuidara de ellos,
se sintió padre y maestro
de esos niños, Calasanz,
que su vida era toda para ellos.
AMAR A LOS NIÑOS COMO CALASANZ,
QUE SU VIDA LA ENTREGÓ A LOS PEQUEÑOS.
AMAR A LOS NIÑOS, COMO CALASANZ.
Iba por un pobre barrio de la
Roma de aquel tiempo.
Y unos niños se peleaban entre sí,
y fue entonces, que José sintió
el llamado del Señor.
Y la escuela nació para esos
niños y jóvenes, que necesitan
alcanzar la libertad,
de los hijos de Dios.
Hoy, Señor, te pedimos, que tú
cuides de la escuela,
que la lleves de la mano de María,
hacia el Reino de tu Padre.